Stanisław Zalewski tiene 100 años. Recuerda los campos de concentración nazis alemanes de Auschwitz y Mauthausen. Hoy vuelve a tener que luchar, esta vez contra los medios de comunicación alemanes y los tribunales europeos, por una simple frase: los campos en los que vivió un infierno eran alemanes, no polacos
El centenario presidente de la Asociación Polaca de Ex Prisioneros Políticos de las Cárceles y Campos de Concentración Hitlerianos exige a la editorial alemana no solo una indemnización, sino, sobre todo, que se reconozca la verdad. El caso, sobre el que escribimos en nuestro sitio web en verano tras la última sentencia del Tribunal de Apelación de Varsovia (noviembre de 2025), ha vuelto a cobrar impulso.
Hace solo unos meses, parecía que, tras la sentencia del Tribunal Supremo de Polonia, los polacos habían obtenido una herramienta real para defenderse de la mentira sobre los “campos de exterminio polacos”. Hoy resulta que ese camino se ha anulado en parte y tiene importantes restricciones. Lech Obara, abogado de la asociación polaca Patria Nostra, que lleva años librando esta batalla, nos explica lo que esto significa en la práctica.
Un centenario testigo de la historia
Stanisław Zalewski nació en 1925. Como joven conspirador, fue enviado a una prisión alemana, luego al campo de Auschwitz-Birkenau y, posteriormente, al campo de Mauthausen-Gusen. Hoy, como presidente de la Asociación Polaca de Ex Prisioneros Políticos de las Cárceles y Campos de Concentración Hitlerianos, recuerda que en los campos de concentración murieron personas de toda Europa, pero que los campos eran alemanes.
Hace unos años, Stanisław encontró un artículo en la prensa regional bávara (sur de Alemania) en el que aparecía la expresión “campos de exterminio polacos”. Como persona que había visto ese sistema desde dentro, lo consideró un ataque a su dignidad y a la de todos los antiguos prisioneros. Con la ayuda de los abogados de Patria Nostra, demandó a la editorial “Mittelbayerische Zeitung”, exigiendo una disculpa y el pago de 50.000 eslotis (PLN) a la organización que agrupa a los exprisioneros.
“Se trata de la verdad histórica fundamental y del buen nombre de Polonia, no de dinero”, subraya el abogado mecenas Lech Obara. “Para gran parte de la audiencia, lo que aparece en los medios de comunicación alemanes se convierte en la única versión de los hechos”.
Sentencia del TJUE
En el trasfondo de esta historia se encuentra la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de 2021 que, según los abogados, prácticamente cerró la vía para demandar en Polonia a las editoriales alemanas por las expresiones sobre los “campos polacos”. El TJUE consideró que, en este tipo de litigios, son competentes, en principio, los tribunales del país en el que tiene su sede la editorial. En la práctica, esto significa que los litigios deben trasladarse a Alemania, lo que, como señala el abogado mecenas Obara, implica que Alemania se convierte en juez en su propio caso.
“Se nos ha privado del derecho a reclamar ante los tribunales polacos la protección de los derechos personales vulnerados por la mentira de los ‘campos polacos’”, afirma el abogado. “Tuvimos que encontrar una forma de sortear, al menos en parte, este bloqueo”.
La demanda del Sr. Zalewski fue presentada ante el Tribunal de Distrito de Varsovia (tribunal de primera instancia), que, basándose en la interpretación del TJUE, la desestimó por considerar que el tribunal polaco carecía de jurisdicción. Los abogados de Patria Nostra presentaron primero un recurso de apelación y posteriormente, un recurso de casación ante el Tribunal Supremo de Polonia, respaldados por la opinión del defensor del pueblo.
Esperanza tras la sentencia
En febrero de 2025, el Tribunal Supremo dictó sentencia. El Tribunal Supremo revocó la desestimación anterior de la demanda y ordenó al tribunal de segunda instancia que volviera a examinar si el exprisionero de Auschwitz podía reclamar ante un tribunal polaco por los daños causados por los medios de comunicación alemanes. Al mismo tiempo, señaló la posibilidad de aplicar la denominada “regla del mosaico”, un principio conocido en la jurisprudencia de la Unión Europea que permite presentar una demanda allí donde se producen los efectos de la infracción.
“Para nosotros fue una señal de que el Tribunal Supremo reconoce que los efectos de esa mentira se extienden por toda Polonia”, explica el abogado Obara. “Aquí es donde vive el Sr. Zalewski, aquí es donde actúa la asociación de exprisioneros y el material ofensivo está disponible en la Internet polaca.
Entonces parecía que se estaba estableciendo una línea jurisprudencial gracias a la cual los polacos podrían exigir ante sus propios tribunales no solo una indemnización, sino también una disculpa por la denominación mentirosa “campos de concentración polacos”. Sin embargo, la última resolución del Tribunal de Apelación muestra que los límites de esta protección se han establecido de forma muy restrictiva.
Última resolución
El 26 de noviembre de 2025, el Tribunal de Apelación de Varsovia modificó parcialmente la resolución anterior del tribunal de primera instancia. Consideró que la demanda del Sr. Zalewski debía desestimarse en la parte relativa a las reclamaciones no patrimoniales: el requerimiento de publicación de una disculpa y la prohibición de seguir utilizando la expresión “campos de exterminio polacos”. Al mismo tiempo, desestimó el recurso de apelación de la editorial demandada en el resto de los aspectos, es decir, en lo que se refiere al pago de 50.000 eslotis (PLN) para una causa social.
En la práctica, esto significa que, en opinión del Tribunal de Apelación, los tribunales polacos no tienen jurisdicción para ordenar a los medios de comunicación alemanes que publiquen disculpas o prohibirles el uso de determinadas expresiones. Sin embargo, pueden examinar las demandas de indemnización económica por los daños causados a un ciudadano polaco en territorio polaco, por la disponibilidad de contenidos ofensivos.
Hemos conseguido solo un acuerdo parcial – señala Obara-. Por un lado, se ha abierto la vía para reclamaciones económicas, pero, por otro, se ha cerrado la posibilidad de exigir en Polonia lo que para el señor Zalewski era lo más importante: una disculpa clara y el compromiso de dejar de utilizar expresiones mentirosas.
Los representantes legales del centenario exprisionero solicitarán ahora una justificación por escrito de la resolución. De ella dependerá la decisión de presentar otro recurso de casación o centrarse en llevar el caso a juicio en Varsovia, al menos en lo que respecta a la indemnización.
Abogados por la verdad sobre los campos de concentración
La asociación Patria Nostra, uno de cuyos líderes es el abogado mecenas Lech Obara, lleva años defendiendo los intereses de los exprisioneros de los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y de sus familias contra los medios de comunicación extranjeros que utilizan expresiones como “campos de la muerte polacos” o “campos de exterminio polacos”. Esta organización estuvo detrás de la primera sentencia importante contra la televisión pública alemana y, posteriormente, de otras demandas contra editoriales de prensa.
“No defendemos un lema abstracto, sino a una persona concreta y a una nación concreta”, afirma el abogado. “En cada uno de estos procesos, en el trasfondo está la experiencia de los prisioneros, que recuerdan que en las puertas de los campos había inscripciones en alemán, pero nunca ‘campos polacos’”.
Patria Nostra no solo se dedica a los procesos judiciales, sino también a las actividades en el ámbito de la Unión Europea. Presenta denuncias ante la Comisión Europea, aboga por que las autoridades alemanas ejecuten las sentencias polacas y participa en el debate sobre cómo proteger el buen nombre de las naciones en los medios de comunicación. El caso Zalewski se ha convertido en una de las pruebas más importantes sobre la eficacia de estas acciones.
Una carrera contra el reloj
Las próximas semanas determinarán si los representantes legales del Sr. Stanisław emprenderán otra batalla ante el Tribunal Supremo o si se limitarán a llevar el caso solo en lo que respecta a la reclamación económica. En ambos casos, la sentencia tendrá una importancia que trasciende la sala del tribunal.
Este centenario, antiguo prisionero de Pawiak, Auschwitz y Mauthausen, no lucha hoy por sí mismo, sino para que su generación deje una huella clara en Europa: los campos en los que perecieron polacos, judíos y prisioneros de todo el continente eran alemanes. De la respuesta de los tribunales polacos y europeos a esta controversia depende si las generaciones futuras dispondrán de herramientas eficaces para defender la verdad.
Jan Berdycki

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