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En Alemania sigue apareciendo la expresión “campos de concentración polacos”. ¿Por qué?

En el espacio informativo alemán aparecen casos en los que se utiliza la expresión polnische Konzentrationslager “campos de concentración polacos”. A menudo, lapsus similares han aparecido también en artículos y reportajes de redacciones influyentes.

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Por ejemplo, en 2009, la revista semanal Der Spiegel publicó un artículo titulado “Die Komplizen” (“Los cómplices”). En él se lee: “Los alemanes son responsables del Holocausto, el asesinato en masa de judíos llevado a cabo a escala industrial”, [pero M.M.] “no estábamos solos. Los ejecutores de las órdenes y cómplices voluntarios fueron ucranianos, franceses, holandeses, letones, lituanos, croatas, españoles, húngaros, italianos y polacos” [1].

En ese artículo se plantea la tesis de que, sin la participación de estos colaboradores, los nazis y las SS no hubieran sido capaces de llevar a cabo por sí solos el exterminio masivo; con la intención de recordar que el Holocausto tuvo una dimensión europea y no solo alemana. Por un lado, el artículo no reniega de la responsabilidad de Alemania, ya que reconoce que fueron ellos los principales organizadores y autores.

Pero, por otro lado, la propia estructura del texto muestra que se trata de un intento de relativizar la culpa alemana y, por lo tanto, de trasladar parte de la responsabilidad a otras naciones. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia registra este tipo de casos [2].

El 26 de enero de 2018, el Parlamento polaco aprobó una ley para proteger el buen nombre de Polonia, que fue preparada por el Ministerio de Justicia. Esta ley tiene por objeto contrarrestar la atribución a Polonia y a los polacos de la responsabilidad por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial por el Tercer Reich alemán [3].

La expresión “campos de concentración polacos” diluye la responsabilidad de Alemania por los crímenes cometidos durante el Tercer Reich. Se trata de una falsificación de la historia. Los campos de concentración situados en territorio polaco eran alemanes, creados y gestionados por el Tercer Reich.

La denominación “polnische Konzentrationslager” (campos de concentración polacos) hiere la memoria de las víctimas de esos lugares, que allí experimentaron el sufrimiento y la muerte. Las consecuencias de tales “errores” son graves. Porque estos errores mediáticos cobran vida propia. Incluso un solo artículo en un periódico local que utilice esta expresión puede ser citado, copiado o utilizado por círculos de ultraderecha. También puede ser utilizado con fines propagandísticos contra Polonia. La desinformación rusa espera con ansias este tipo de informes.

Siempre los citan para difundir narrativas sobre “la corresponsabilidad polaca en el Holocausto”, los “campos polacos” y los supuestos crímenes polacos contra los judíos. Estos mensajes son asimismo dirigidos deliberadamente hacia el mercado alemán con el fin de debilitar las relaciones polaco-alemanas, sembrar la desconfianza y trasladar parte de la responsabilidad de la Segunda Guerra Mundial a los países de Europa Central. ¿Reacciona Alemania? Sí. Pero siempre a posteriori. Muchos medios de comunicación alemanes ya aplican las normas de los manuales de estilo relativas a este tema.

Lenguaje impreciso

La denominación “campos de concentración polacos” aparece en Alemania por varias razones, aunque ninguna de ellas es correcta ni justificada. En la mayoría de los casos, se debe a un lenguaje impreciso en el que los autores, especialmente los periodistas menos experimentados o las personas ajenas al ámbito de la investigación histórica, utilizan una abreviatura mental que se refiere a la ubicación geográfica de los campos de concentración en el territorio de la actual Polonia.

En este contexto, “polacos” significa “situados en Polonia”, pero en la práctica conduce a una peligrosa dilución de la responsabilidad por su creación y funcionamiento, que recae exclusivamente en Alemania y las estructuras del Tercer Reich. Este error lingüístico sugiere de forma subconsciente la autoría polaca, lo que constituye una flagrante distorsión de la historia y un agravio para las víctimas.

Intentos de trasladar la responsabilidad: la llamada “disputa por la memoria”

En parte del debate público alemán aparece el fenómeno denominado “memory shift”, es decir, el desplazamiento del énfasis de la responsabilidad alemana hacia otras naciones. No se trata de una narrativa dominante, pero aparece en el periodismo y en los círculos extremistas. Transferir la culpa al “Este”, y en particular a los países de Europa Central y Oriental, suele ser parte de un intento consciente o inconsciente de aliviar la propia memoria histórica o de equiparar las atrocidades cometidas por el Estado alemán durante el régimen de Adolf Hitler con las atrocidades cometidas por otras naciones en la misma época. Este tipo de narrativas se inscriben en una tendencia más amplia a relativizar la historia y reinterpretar la Segunda Guerra Mundial en función de las tensiones políticas actuales.

Conocimiento histórico insuficiente entre las nuevas generaciones

En Alemania, al igual que en otros países, las generaciones más jóvenes a menudo carecen de conocimientos detallados sobre la geografía de los campos de concentración nazis. De ahí que sea fácil caer en la asociación errónea: “Auschwitz está en Polonia, por lo que era un campo polaco”. Falta de comprensión de que Polonia estaba ocupada y los polacos eran víctimas. Este problema también afecta a los medios de comunicación extranjeros, pero en

Alemania suscita una sensibilidad particular, ya que se trata de los crímenes de su propio país. Muchas personas solo conocen Auschwitz como un lugar situado en Polonia, sin comprender que Polonia fue un país ocupado durante la guerra y que los polacos fueron uno de los primeros grupos de víctimas del nazismo.

Esta laguna educativa favorece los mecanismos de asociación errónea y la banalización de los nombres. Además, incluso las expresiones erróneas aisladas en la prensa regional o en las páginas web pueden ser copiadas, citadas y, separadas de su contexto original, cobrando vida propia.

Desinformación rusa

A esto se suma otro aspecto especialmente importante: la actividad desinformativa de Rusia. Desde hace años, los medios de comunicación rusos y los organismos relacionados con el aparato propagandístico ruso intentan difundir la narrativa de la supuesta corresponsabilidad polaca en el Holocausto.

Estos contenidos también aparecen en el espacio informativo alemán y se utilizan de forma instrumental para debilitar las relaciones polaco-alemanas y sembrar la desconfianza entre ambas sociedades. La propaganda rusa recurre deliberadamente a la frase “campos polacos”, ya que su propia estructura lingüística favorece la manipulación.

Todos estos factores hacen que la expresión incorrecta vuelva a aparecer, a pesar de ser históricamente falsa y éticamente inaceptable. Los campos de concentración y exterminio fueron creados, dirigidos y dotados de personal por los alemanes, en territorios ocupados, no “polacos”. Este fenómeno persiste debido a una combinación de imprecisiones lingüísticas, carencias educativas, disputas sobre la memoria histórica y la influencia de la propaganda contemporánea.

prof. Marek Melnyk

[1] https://www.spiegel.de/ /politik/ausland/polnische-reaktionen-auf-spiegel-titel-welle-der-empoerung-a-626150.html?utm_source=chatgpt.com [pobranie 12.11.2025].

Por. https://mistewicz.dorzeczy.pl/ _f//elements/2020-10/DoRzeczy-dodatek-Niemiecka-polityka-historyczna.pdf [pobranie 10.11.205].

[2] https://www.gov.pl/web/ gov/szukaj?scope=dyplomacja&query=polskie+obozy+koncentracyjne [pobranie 12.11.2025].

[3] https://www.gov.pl/web/ sprawiedliwosc/ustawa-chroniaca-dobre-imie-polski-uchwalona [pobranie 12.11.2025].

 

 

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