En un mundo en el que la confianza en los hechos se está convirtiendo en un lujo, el papel de los intelectuales y los científicos cobra especial importancia. ¿Somos aún capaces de distinguir la información de la manipulación y la desinformación? ¿Qué mecanismos dan forma a nuestras opiniones colectivas en la era del exceso de contenidos?
En un mundo en el que las noticias falsas se difunden más rápido que los datos verificables, la ciencia desempeña un papel fundamental como fuente de conocimiento, herramienta de verificación y brújula del debate social. Sin embargo, ¿cómo preservar la autoridad de los hechos cuando cada vez más a menudo la pierden, frente a la emoción y la simplificación?
Dos científicos de la Universidad de Varmia y Masuria de Olsztyn debatieron sobre este tema: el profesor Marek Melnyk y el profesor Arkadiusz Dudziak.
“La libertad de expresión es uno de los valores democráticos fundamentales. Sin embargo, la libertad de expresión como valor ético no funciona de forma aislada. No hay libertad de expresión sin otros valores éticos. No hay libertad de expresión sin verdad. No hay libertad de expresión sin el valor de la honestidad. Y no hay libertad de expresión sin responsabilidad por lo que comunicamos a los demás”, afirma el profesor Dudziak.
“El objetivo de la desinformación rusa dirigida a los polacos es la desintegración de la sociedad, su debilitamiento moral. También es un intento de enfrentar a los polacos contra su propio Estado y sus autoridades. Rusia también pretende desintegrar la Unión Europea. Su ideal son unos Estados europeos enfrentados entre sí. Su objetivo es una Europa sin Unión Europea”, advierte el profesor Melnyk.
El profesor Marek Melnyk es un especialista en ciencias religiosas, historia de Europa Central y Oriental, cultura y relaciones polaco-ucranianas.
El doctor Arkadiusz Dudziak se dedica a los aspectos antropológicos y axiológicos de la comunicación social y la comunicación intercultural.
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